La gigantesca infraestructura en la nube de Amazon ha servido para que esta empresa disponga desde este otoño de una supercomputadora que ocupa el puesto 42 en la lista de las supercomputadoras más rápidas del planeta. Y lo ha logrado sin siquiera existir realmente.
La supercomputadora virtual de Amazon tiene detrás hardware real, sí, pero no es una supercomputadora al uso, ya que se compone de un gigantesco cluster distribuido de máquinas que Amazon pone a disposición de cualquier usuario que necesite esa gigantesca potencia de cálculo.
De hecho, como indican en Wired ya existen empresas como Cycle Computing que precisamente ayudan a investigadores y empresas a ejecutar aplicaciones de supercomputación aprovechando la potencia de Amazon EC2, la plataforma Cloud Computing que ofrece unas prestaciones hasta ahora inaccesibles para la inmensa mayoría de los mortales.
El coste no es bajo, desde luego: una hora de trabajo de esta supercomputadora virtual tiene un precio de 1.279 dólares, pero gracias a ello podremos acceder a la potencia combinada de 30.000 núcleos de proceso, que logran una potencia de 240 TFLOPS, mientras que la supercomputadora más potente del mundo logra 23,2 PetaFLOPS. La diferencia es importante, pero aún así la oferta de Amazon es notable.