¡No a la suavidad! No quiere decir que se te pase la mano, sino que recuerdes que la piel de los hombres es más gruesa, por lo cual es necesario aplicar presión con más fuerza para que lo sienta bien.
Mueve todo el cuerpo: no te limites a tocarlo con las manos, sino que usa todo tu cuerpo. Una idea es que él se recueste sobre la cama y tú te sientes sobre él para masajear su espalda, pero al mismo tiempo balancea tu cuerpo con ritmos cadenciosos hacia adelante y atrás.
Recuerda ir variando: no te concentres todo el tiempo del masaje en un solo punto, ya que a la larga no lo sentirá tanto. Por el contrario, anda moviéndote por su cuerpo, pasa de la espalda a los brazos, luego a los pies, y sigue hasta dónde las manos te lleven…
Masajes mutuos: se sentirán más cercanos y será más interesante para los dos. Ubíquense de manera que ambos puedan participar en un dar y recibir simultáneo.
Termina con un masaje más íntimo: la idea de este masaje no es quitarle el dolor de espaldas a tu pareja, sino relajar su cuerpo y estimularlo al mismo tiempo. Así que al final dirígete hacia las partes que lo activan sexualmente y que tú bien conoces.
