Hace un par de semanas, al hilo de un artículo de El País en el que me citaban hablando de Pinterest , dos de mis comentaristas comentaron un artículo que habían visto en ReadWriteWeb, “How you could get sued for using Pinterest “, al que no di la más mínima importancia. Había hablado sobre Pinterest en varias ocasiones anteriores , pero este tema era la primera vez que surgía.
Durante estas últimas dos semanas, he visto el tema mencionado más veces: desde abogados que analizan el tema y proponen listas de cambios necesarios hasta el desarrollo de herramientas de opt-out para evitar que los contenidos de una página puedan ser enviados a Pinterest o consejos sobre cómo mantenerse seguro usando Pinterest , y he podido comprobar, tras frotarme los ojos varias veces, que la cosa iba aparentemente en serio.
Para mí, esto no es más que una prueba más de hasta qué punto el copyright y los derechos de autor han conseguido llevarnos a vivir en un mundo disfuncional y completamente enfermo. Que una persona pueda de alguna manera estar cometiendo un delito porque tras ver algo en una página web, utilice un botón integrado en su navegador para guardarlo y compartirlo en una especie de “tablón de corcho digital” me parece tan sumamente alucinante que, sencillamente, me asquea. Me hace sentir asco de quienes pueden tener una visión tan limitada, tan utilitarista, tan restrictiva, tan enfermiza… tan asquerosa. Un pin en Pinterest es un “he visto esto, me gusta y lo comparto para que otros, a su vez, lo puedan ver”. ¿Qué hay de malo en ello? Reproduces una imagen en un sitio especialmente diseñado para ello, y envías tráfico al sitio original que lo publicó. ¿Dónde está el problema? ¿Qué mundo paranoico-leguleyo hemos construido para que, ante una herramienta como Pinterest, todo lo que algunos piensan es en posibles violaciones de copyright?
La información en la red es libre. Nada ni nadie puede impedir que cuando ves una imagen en un sitio en la red hagas una copia de ella. Si el sitio se empeña en bloquear patéticamente el funcionamiento de la opción “Copiar”, podrás hacer mil cosas, incluyendo la captura de pantalla, para poder guardarla. ¿Compartirla? Compartirla es como un vínculo: he visto esto, si lo queréis ver vosotros, haced clic. ¿Por qué razón iba a querer alguien usar una ilustración, pero restringir tan drásticamente el uso de la misma que hasta impida que sea referenciada? ¡Te están pagando con su atención! ¿A qué clase de enfermo se le ocurre, viendo el tráfico que le genera una entrada en Pinterest, pensar en denunciar al que subió la ilustración ahí? ¡Atención, deténganlo, que le ha dado al botoncito! Simplemente alucinante.
Sí, de acuerdo, Pinterest se puede utilizar de otras maneras, y la lógica aplica como ha aplicado siempre. Si alguien se va a una exposición, toma fotos de los cuadros, y los expone en su Pinterest sin enlace ni atribución alguna, podría ser que, excepcionalmente, estuviese llevando a cabo un mal uso de la herramienta. O no. Pero ante el uso más habitual y generalizado de Pinterest, pensar automáticamente en violaciones de copyright, en peticiones de retirada de contenidos y en exclusión de repeat offenders me parece lisa y llanamente PARANOICO, con mayúsculas. Los problemas de Pinterest con el copyright son una perfecta metáfora de un mundo enfermo, una prueba clara de hasta qué punto el abuso del copyright y los derechos de autor han conseguido probar su inadaptación al mundo digital, la imperiosa necesidad de su reforma drástica, y su capacidad para, si no lo detenemos, convertir el mundo en que vivimos en una auténtica MIERDA.
via: Enriquedans.com