Qué bien le ha venido a Google + esta historia para promocionar su cada vez más cuestionada red social y es que ha sido ella la que, en cierta medida, ha propiciado el reencuentro entre la cámara perdida y su dueño. No es que dude de la autenticidad de la historia que os voy a contar, simplemente soy demasiado aficionado a las teorías más retorcidas y puestos a pensar mal, SanDisk ya tiene elprestigio ganado.
Según parece, una persona encontró en las profundidades marinas de algún lugar de Canadá lo que un año antes de saltar de las manos de su dueño fue una estupenda Canon EOS 1000D. Obvia decir que se la encontró en un estado lamentable y totalmente inutilizada. Dentro había una tarjeta de memoria de la citada marca, una Extreme III concretamente (muy apropiado el nombre, visto lo visto) y tras ser limpiada a conciencia se pudieron rescatar unas 50 fotografías en perfectas condiciones.
Markus Thompson, el buceador de la historia, tras analizar los datos EXIF y haber identificado lo que eran las fotos vacacionales de un bombero y su familia se propuso localizar a su legítimo dueño a través de Google + para que éste, al menos, pudiera conservar el recuerdo de aquellas vacaciones en forma de fotografías. En su última publicación, Markus confirma que ha localizado al susodicho. Es un buen ejemplo que deja claro la importancia de trabajar con buenos materiales y no racanear en cosas tan importantes como las tarjetas de memoria.