Los amigos no se venden, pero se alquilan. Sólo por unos diez dólares por hora se puede arrendar a un empleado de las varias agencias especiales de Moscú para que haga cualquier papel de pariente.
Mijaíl Mályshev es un residente moscovita, que por tan sólo unos 10 dólares por hora, ejerce las obligaciones básicas de cualquier papá. Las clientas le encuentran por un anuncio en Internet para que cuide a sus hijos durante cierto tiempo.
“El anuncio es bastante simple. Ahí pones ‘papá por horas’. También está el precio. Podemos ir a dar un paseo juntos, ir al circo o al teatro. Eso no tiene nada que ver con el oficio de niñera. Se trata de las cosas que podría hacer el niño con su padre real, si lo tuviera”, nos comenta Mijaíl.
Además, asegura que en el último mes ya ha tenido cinco ofertas de trabajo. La mayoría de las aspirantes son mujeres que se ven obligadas a educar a sus hijos solas. Y según él, la presencia de un hombre en la familia podría llenar, aunque parcialmente, esta laguna de atención paternal.
Hoy en día en la capital rusa existen varias agencias que ofrecen personal cualificado para que éstos hagan el papel de todo tipo de parientes, por cierta remuneración.
“Cada época dicta sus condiciones de vida. Y en la actualidad vemos que este hecho de alquilar, digamos, a las personas cercanas se hace bastante popular. Lo que pasa es que los vecinos de las urbes no prestan su tiempo para crear familia y mantener la amistad. Pero uno quiere parecer normal, demostrar a todo el mundo que sí tiene familia, que sí tiene amigos”, explica Tatiana Mítina, candidata a doctora en ciencias psicológicas.
Daria Vyázemskaya es una de las muchachas que trabajan como amigas de alquiler. Afirma que para ella es un hobby, que además de gustarle, le trae ganancias. A menudo le piden hacer compañía para ir de compras o al cine. Algunos de sus clientes son recién llegados a una nueva ciudad, donde aún no han conseguido conocer a nadie; otros quieren recibir un consejo de una persona distinta. No se trata de servicios de carácter íntimo, sino de simples pasatiempos populares entre amigos.
“La gente quiere que les escuchen, que no les cuenten su vida, sino que se fijen en sus problemas, que escuchen sus ideas, planes. Necesitan un poco de apoyo”, dice Daria.
La práctica de arrendar a la gente para parecer más exitoso se ha vuelto bastante popular en Estados Unidos, Europa, Japón, China y otros lugares. Algunos psicólogos creen que este fenómeno social es una grave consecuencia del apresurado ritmo de vida en las grandes ciudades, e incluso dan una señal de alarma.
La psicóloga Sabina Kulíeva considera que esto es “equivalente a los servicios de alterne”. En este caso “no se trata de las relaciones entre una persona y otra. Son las relaciones entre una persona, capaz de pagar y una, que presta su cuerpo, su alma, su tiempo. Es un comercio y un hecho amoral”, asevera.
En la mayoría de los casos los que alquilan un amigo son jóvenes, tanto hombres como mujeres, quizá porque sufren más de soledad que las generaciones anteriores. Además, en una época de consumismo total era de esperarse que apareciera una oferta de alquiler de amigos o parientes, capaz de hacer un poco más felices a varias personas en las grandes metrópolis.
via:
Actualidad.rt.com
Articulo completo en:http://actualidad.rt.com/actualidad/sociedad/issue_35430.html
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