lunes, 18 de julio de 2011

¿SUFRE USTED DE ADICCIÓN?

Probablemente, hay un elemento adictivo en todas las relaciones sentimentales, y esto, en sí mismo, no tiene por qué ser malo. De hecho, puede añadir fuerza y placer a la relación. Después de todo, ¿quién es tan completo, tan autocontrolado, tan «sano» y “maduro” que no necesite sentirse bien a través de un estrecho lazo con alguien? En realidad, un indicio de una buena relación es que nos pone en contacto con lo mejor de nosotros mismos. Lo que convierte determinada relación en una adicción es cuando estos pequeños «Te necesito» adictivos se extienden para convertirse en la fuerza que controla su lazo afectivo. Esto provoca una compulsión interior que le priva de varias libertades esenciales: la libertad de sacar su mejor yo en la relación, la libertad de amar a la otra persona mediante la elección y el compromiso afectivo antes que verse empujado por su propia dependencia y la libertad de escoger permanecer con la otra persona o dejarla.
Si se siente profundamente infeliz en una relación amorosa y, sin embargo, permanece en ella, ¿cómo puede saber si su decisión de quedarse está basada en la preferencia y el compromiso o si sufre de adicción? Existen diversos síntomas que puede buscar en su  interior para saber si sufre de adicción:
1.     Aunque su propia opinión objetiva (y quizás la opinión de los otros) le dice que la relación es negativa para usted y no espera ninguna mejora, no toma ninguna medida efectiva para romper con ésta.
2.     Se busca motivos sin pies ni cabeza para quedarse en ella y que no son lo suficientemente sólidos como para equilibrar los aspectos negativos de la relación.
3.     Cuando piensa en acabar la relación, siente verdadero pavor y se engancha todavía más a ella.
4.     Cuando toma medidas para acabarla, sufre un agudo síndrome de abstinencia, que incluye desarreglos físicos que sólo se alivian recuperando el contacto.
5.     Cuando la relación se ha terminado de verdad (o fantasea con que realmente ha terminado), siente la pérdida, la soledad y el vacío de una persona eternamente exiliada -a menudo seguidos o acompañados por un sentimiento de liberación.

Si encuentra la mayoría de estos indicios, puede estar seguro de que está en una relación en la que los elementos adictivos se han convertido en tan importantes y tan dominantes que destruyen la capacidad de dirigir su propia vida. Y, de la misma manera que un alcohólico debe empezar su camino hacia la sobriedad admitiendo «Soy un alcohólico», usted debe empezar con el reconocimiento de que está colgado de verdad. Este es un paso esencial para comprender la base de su adicción, para ver cómo funciona y para ser lo suficientemente libre como para decidir si desea trabajar para mejorar la relación, aceptarla tal como es o, si no puede ni mejorarla ni aceptarla, romperla.



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