A los 27 años de edad, Kelly se enteró de que la virginidad se podía vender. Por esos días, Natalie Dylan, una estudiante californiana de 22 años, ofrecía su pureza en una subasta por una buena suma de dinero para pagarse una maestría. Fue así como Kelly se inspiró para ofrecer su virginidad en Internet.
“Soy paisa de Medellín, vendo mi virginidad para costearme mis estudios en comercio exterior. La oferta es seria, me puedo hacer examen ginecológico. Exijo prueba de VIH y otras. Los interesados deben ser hombres con buena estabilidad económica, pueden ser americanos, europeos o asiáticos que puedan viajar a Colombia por negocios. Por favor solo ofertas serias. Total discreción. Oferta mínima 7000 euros. Interesados les enviare fotos. Gracias”.
Kelly escribió el mismo párrafo en las páginas web de anuncios gratis por Internet que encontró, en especial las que eran leídas en Europa. También publicó una fotografía donde oculta su cara. Apenas se ve su boca pintada de rojo y su cuerpo modelando un bikini amarillo de mariposas negras.
En la actualidad, la virginidad se puede fingir, comprar y recuperar. Los chinos comercializan un dispositivo –muy solicitado por las mujeres musulmanas– que simula el sangrado que se produce, en la mayoría de mujeres, después de la primera relación sexual.
En Internet se consiguen varias ofertas de hombres y mujeres que venden su virginidad a cambio de una buena cantidad de dinero. Y en una hora, un cirujano plástico puede convertir a una mujer cualquiera en una réplica de la Virgen María a través de la reconstrucción del himen. La virginidad dejó de ser un tesoro para convertirse en un negocio.
Para el doctor Felipe Coiffman, profesor de cirugía plástica de la Universidad Nacional de Colombia con más de 40 años de ejercicio profesional, la virginidad es un concepto que está más en la mente de las mujeres que entre sus piernas.
Coiffman explica que la himenoplastia es un procedimiento que consiste en unir dos fragmentos de una mucosa y coserlos en la mitad para de alguna manera “recobrar la virginidad”. Luego de 20 días, la mujer podrá volver a tener relaciones sexuales.
Además, sentirá de nuevo la pequeña molestia y el ligero sangrado de la primera vez. La cirugía que se realiza con anestesia local y no supera los 2 millones de pesos puede realizarse en más de una ocasión.
Según un estudio de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (República Dominicana) este procedimiento es frecuente en este país. Las principales pacientes son las adolescentes entre 14 y 15 años que han iniciado su vida sexual a los 11. Lo extraordinario es que no es una iniciativa propia, sino de sus mamás, quienes sueñan que sus hijas lleguen vírgenes al matrimonio.
En 2009, la discusión de la virginidad tocó la sociedad musulmana. La polémica inició cuando una empresa de China llamada, Gigimo, popularizó un dispositivo que simula la ruptura del himen bajo el lema: ”no tenga miedo de perder su virginidad”. El producto que no supera los treinta dólares y debe introducirse en la vagina 20 minutos antes de la relación sexual fue un éxito frente a la exigencia cultural de los hombres musulmanes, quienes exhiben una sábana blanca manchada de sangre como símbolo de la pureza de una mujer.
Para otras mujeres la virginidad es una fuente económica. Por ejemplo, Rosie Reid, a sus 18 años, se la vendió en una subasta a un hombre de 44 años divorciado y con hijos. Otro caso que se hizo famoso fue el de la reina de belleza italiana, Raffaela Fico, que en un inicio intentó venderla por un millón de euros. Sin embargo, confesó años después que había perdido su virginidad con el jugador de fútbol Cristiano Ronaldo luego de un corto noviazgo.
Para Kelly Londoño fue igual, su virginidad representaba dinero. Así se lo hizo ver a sus amigos y mamá, quien se limitó a advertirle sobre su responsabilidad frente a la oferta que estaba haciendo. Kelly recibió casi cien correos electrónicos. Recuerda que había muchos italianos y españoles interesados en el negocio, pero le pedían fotografías donde estuviera desnuda y preguntaban si estaba dispuesta a practicar sexo oral y anal. Hecho que le aterró.
Pero en medio de todas estas propuestas –inusuales para ella– recuerda dos en especial. La primera la de un empresario español, quien le aceptó pagarle los 7000 euros, pero le pidió un par de noches más y otro tipo de prácticas sexuales. Sin embargo, Kelly no aceptó. La segunda fue gracias al programa de televisión ‘Testigo Directo’. Allí fue vista por un estadounidense que la contactó para decirle que no diera su virginidad por dinero y decidió ayudarla regalándole un computador portátil para que estudiara.
La falta de propuestas serias y la presión de sus amigos para que desistiera de la idea, hicieron que Kelly cerrara la posibilidad de vender su virginidad. Con el tiempo, conoció a un hombre que le gustaba y con él perdió la virginidad.
*La entrevistada pidió que no se publicara su verdadero nombre.